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EL CARÁCTER QUE DIOS FORMA

Filipenses 4:11-13  No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.


I.                  INTRODUCCIÓN


Esta carta Pablo la escribe desde una fría cárcel en Roma entre los años 62-63 d.C.

A pesar de estar en las peores condiciones que un ser humano pueda vivir (solo, con frio, sin la familia, privado de libertad, etc.) a esta carta se le llama la carta del gozo. Porque en medio de toda su gran prueba exhorta a los creyentes que en todo tiempo el verdadero creyente debe estar gozoso (Stgo. 1:2-3)  “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”.

1ª Ts. 5:16 “Estad siempre gozosos”.


¿Quién hoy en día tiene el carácter que la Dios nos exige? hay hermanos no los saludan muy bien y ya quieren irse de la iglesia, son demasiados suceptibles y delicados.

Pablo pudo decir esto porque ya tenía una escuela de sufrimientos, antecedentes de dolor.


II.               CUANDO DIOS COMIENZA A FORMAR TU CARÁCTER


Dios es especialista en formar carácter en el creyente de las formas más inusuales, inimaginables, y sabias, que solo Él puede hacer.


Por ejemplo: cuando somos nuevos, permite que no me saluden bien, que me murmuren, que me lleguen malas noticias, etc. Y Dios usa estas cosas “malas” para forjar nuestro carácter; porque venimos de un mundo malo, donde nuestro carácter era peor que el mismo diablo.

Cuando ya somos más maduros las pruebas van creciendo hasta el punto que algunos hemos llegado a desear no haber nacido para vivir semejantes cosas, esto también le pasó a los grandes hombres de Dios

Job 3:16 ¿Por qué no fui escondido como abortivo, Como los pequeñitos que nunca vieron la luz? (Job deseó no haber nacido).

Jeremías 20:14 Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito.

Aunque ellos no entendían el porqué de tantas situaciones adversas, Dios con el tiempo se encargó de honrarles, y a través de esas pruebas formó el carácter de ellos.


El mismo José, hijo de Jacob cuando Dios le mostró la honra que tendría el jamás imagino que aún no estaba listo para recibirla ¿Cómo logró estar listo? A través de los años de pruebas Dios formó su carácter para la labor que lo tenía. Eso quiere decir que para que Dios pueda usarme en lo que un día que dijo, primero debo pasar por muchos procesos hasta que mi caracter sea el adecuado para la misión.


Otros ejemplos:


Moisés Dios lo tenía para liberar al pueblo hebreo, y lo hizo con esplendor, con grandes señales, con mano fuerte, pero ¿esto fue de la noche a la mañana? ¡No!

Dios lo tuvo 40 años aprendiendo todo sobre los egipcios y otros 40 años pastoreando ovejas en el desierto para recién llamarlo al ministerio.

 Los primeros 40 años fueron para que aprendiera como comunicarse con el pueblo egipcio, y ver cómo es que su pueblo sufría por parte de los egipcios.

Los siguientes 40 años, fueron para que el aprenda a pastorear en medio del desierto, que fue donde más tarde se desarrolló su ministerio.

80 años de preparación.

 

III.           LA IDEA EQUIVOCADA DE ALGUNOS


Muchos piensan que cuando Dios los tiene para algo grande es cosa de esperar y de pronto aparecerá su propósito cumplido; si ellos supieran que cuando Dios te escoge estás a punto de vivir un camino lleno de lágrimas, traiciones, desvelos, estrés, enfermedades, murmuraciones, calumnias, quebrantos, insomnios, penumbras, soledades, fatiga, incomprensión, etc.

¿Por qué Dios permite todo esto?

Porque con el carácter que tenemos no servimos para nada. Tiene que provocar un cambio drástico, para que cuando nos empiece a usar nada nos pueda tumbar.

Por cosas como estas es que un neófito no puede tener un ministerio (1ª Tim. 3:6) “no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo”. Un neófito es alguien nuevo en las cosas de Dios, sin una preparación adecuada, si ponemos a alguien así en el ministerio va a dejar la embarrada en la iglesia, necesitamos pasar por el mortero santo primero.


Por Pastor Marcelo Fuentealba



 
 
 

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